¿Cómo entender y manejar las pataletas?

pataletas

Las Explosiones Emocionales en nuestros Niños y Niñas

 

¿Qué son los berrinches?

Los berrinches, también llamados rabietas o pataletas, son una parte normal del desarrollo infantil e incluyen gritos, llantos, golpes y/o amenazas, que varían en intensidad y duración. Aquellas experiencias originan un significativo desgaste emocional para todas las partes involucradas, convirtiéndose muchas veces en uno de los principales desafíos de la crianza. Sin embargo, aunque suelen ser especialmente estresantes, también se pueden convertir en una excelente oportunidad para enseñar a los niños habilidades de afrontamiento y regulación emocional que probablemente les serán útiles de por vida. 

Es importante tener en cuenta que los niños aún no tienen la capacidad cognitiva necesaria para procesar, regular y expresar de manera óptima las emociones. Por ende, muchas veces la forma instintiva de hacer frente a una intensa emoción, como la frustración, ira o tristeza, es una “explosión emocional”, en forma de rabieta, que tiene la función de liberar tensiones y expresar el malestar al adulto, incluso, haciéndolo experimentar una sensación similar a la emoción que el/la niño/o siente. 

¿Por qué puede ser desencadenado una pataleta?

  • Necesidades no satisfechas: Cuando un/a niño/a tiene hambre, sueño, está cansado o se siente incómodo, es más propenso a tener un berrinche.
  • Frustración: Los niños pueden sentirse frustrados cuando no pueden lograr lo que quieren o cuando enfrentan obstáculos en sus actividades.
  • Límites y normas: Establecer límites y normas es importante en la crianza de los niños, pero a veces los límites pueden provocar la resistencia y el descontento del niño.
  • Sobre-estimulación: Estar en un entorno ruidoso, lleno de gente o con demasiadas actividades puede abrumar a un niño y desencadenar un berrinche.

¿Cómo manejar los berrinches de manera efectiva?

  1. Mantén la calma: Es comprensible sentirse frustrado durante un berrinche, pero es indispensable mantener la calma, demostrar seguridad y no dejarse llevar por las emociones. Recordemos que es el adulto el encargado de co-regular la emoción del niño/o, ya que él no está aún preparado para regularse por sí solo. 
  2. Describir: Ayudar al niño/a a poner en palabras lo que experimenta. Por ejemplo, “veo que al parecer estás muy enojado porque tu hermano te quito el juguete”
  3. Valida los sentimientos: Reconoce los sentimientos del niño y demuestra empatía hacia él. Por ejemplo, puedes decir: “Entiendo que estés frustrado porque no puedes tener eso que quieres”. Es importante validar cualquier emoción que aparezca, no así toda conducta.
  4. Contener: Bajar a la altura del niño/a, mirarlo/a a los ojos, ofrecerle nuestra ayuda, abrazarlo, acariciarlo o darle algún otro gesto de apoyo.
  5. Enseñar: Cuando la crisis haya disminuido (incluso puede ser horas más tarde), será importante conversar con el niño/a sobre lo sucedido, ayudarlo a pedir disculpas si es necesario y llegar a acuerdos en conjunto sobre qué mejorar para próximas oportunidades de desregulación. Si se cree pertinente, también se podrá aplicar una pequeña consecuencia a lo ocurrido. Por ejemplo, si durante el berrinche desordeno su habitación, será importante que la ordene. 

¿Cómo prevenir berrinches?

  • Establece límites claros: Recordarle al niño/a cuál es el comportamiento aceptable y cuál no lo es, así como ofrecerle alternativas a lo que no puede hacer. Por ejemplo, “no le puedes pegar a mamá, pero si puedes apretar muy fuerte este cojín”.
  • Enseña habilidades de afrontamiento: A medida que el niño crece, enséñale habilidades de afrontamiento para manejar sus emociones de manera más efectiva. Esto puede incluir técnicas de respiración profunda, contar hasta diez o usar palabras para expresar sus sentimientos. 
  • Adelantarse a posibles desregulaciones: Poder predecir que se va a generar un berrinche permite que podamos estar mejor preparados para apoyar al niño/a. Por ejemplo, “en 10 minutos más vamos a apagar la televisión, se que eso te va a generar rabia, pero recuerda las reglas de la casa y las estrategias que practicamos”. 
  • Ofrece opciones: Dar al niño opciones puede ayudar a darle un sentido de control y autonomía. Por ejemplo, puedes decir: “Puedes elegir entre comer tus verduras ahora o después de terminar tu postre”.
  • Usar frases directas y concretas en positivo: En vez de decir “no te portes mal” o “bajate del sillón”, será mejor decirle “será mejor que saltemos en el suelo”. 
  • Reconocer el buen comportamiento: Reconoce y elogia al niño cuando se comporte de manera adecuada. También se le puede entregar alguna recompensa, por ejemplo, ofrecerle la realización de una actividad que le guste (evitando premios materiales). 

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