Problemas Emocionales Infanto-Juveniles | ConectaMente

Debido al estilo y la complejidad de la vida moderna, los problemas y trastornos mentales, emocionales y conductuales de niños y adolescentes han aumentado significativamente. Las familias, aunque con menos hijos, enfrentan mayores exigencias, tanto para los padres como para los hijos. Factores como los conflictos en la pareja, las separaciones, los problemas laborales de los padres, los cambios de colegio, ciudad o país, la llegada de nuevos miembros al hogar, las enfermedades, las exigencias académicas, la tecnología y el aumento del consumo de sustancias, influyen en la salud mental de los jóvenes.

Es fundamental identificar lo más precozmente posible a personas vulnerables o de alto riesgo para prevenir e intervenir tempranamente. De esta manera, se puede evitar que los problemas y trastornos de la niñez y adolescencia se vuelvan crónicos y se conviertan en la base de problemas y trastornos en la adultez.

Conductas y Situaciones de Riesgo:

El niño o adolescente presenta frecuentemente y desde hace tiempo las siguientes conductas:

Cambios de humor, mostrando tristeza, depresión, enojo o mal humor.
Comportamiento agresivo y violento, tanto verbal como físicamente.
Temor a objetos, personas o situaciones, y tendencia a evitarlos o escapar.
Explosiones de ira contra familiares o amigos.
Actitud fría y distante hacia personas conocidas.
Perfeccionismo extremo y alteración si algo sale mal.
Opiniones negativas frecuentes de sí mismo o de los demás, especialmente padres y hermanos.
Baja tolerancia a la frustración, alterándose exageradamente cuando no consigue lo que quiere.
Inseguridad en actividades, tareas o encuentros sociales, revelando baja autoestima.
Movimientos constantes y dificultad para mantener la atención.
Timidez y evitación de personas, con ansiedad en situaciones sociales.
Dependencia excesiva a pesar de la edad, pidiendo que le hagan las cosas.
Desobediencia y falta de seguimiento de instrucciones.
Poca empatía y despreocupación por normas sociales o necesidades de los demás.
Cambios marcados y repentinos en hábitos de sueño o alimentación sin explicación aparente.
Preocupación exagerada por la alimentación, peso e imagen corporal.
Tendencia al aislamiento y comportamiento retraído.
Pérdida del control de esfínteres ya aprendido durante el día o la noche.
Preocupación o interés excesivo por aspectos sexuales.
Uso de alcohol y drogas.

Tratamiento de los Problemas Emocionales de Niños y Adolescentes

Terapia Familiar y Tratamiento Psicológico:

Los problemas emocionales de niños y adolescentes se tratan con terapia familiar, llevada a cabo por un psicólogo de familia. Si es necesario, se complementa con terapia individual, utilizando enfoques como la psicoterapia, la terapia conductual (TC), la terapia cognitivo conductual (TCC) y la terapia sistémica por parte de un psicólogo infantil.

Tratamiento Médico:

En casos donde los problemas emocionales del niño o adolescente son importantes, moderados o graves, se utilizan psicofármacos, recetados y controlados por un médico, especialmente un psiquiatra infanto-juvenil y/o neurólogo infanto-juvenil.

Para que el tratamiento sea eficaz, es esencial realizar psicoterapias y psicofarmacoterapia simultáneamente. Los medicamentos alivian los síntomas, mientras que la psicoterapia es fundamental para una mejora importante y permanente de los problemas o trastornos emocionales.

Problemas Comunes: